Los hospitales de la capital nepalí, Katmandú, se encuentran al
límite de su capacidad mientras continúan llegando heridos desde otros
distritos del país afectados por el terremoto que sacudió el sábado la
nación del Himalaya.
A medida que mejoran las vías de comunicación con Katmandú, va
conociéndose la magnitud de la catástrofe en otras zonas del país, desde
donde el flujo de víctimas con serias lesiones hacia los hospitales
capitalinos no deja de aumentar, informa hoy el diario nepalí Kantipur.
"El hospital ya está colapsado por el número de pacientes, mientras
gente que proviene de más allá del Valle (de Katmandú) continúan
llegando", aseguró al rotativo el doctor Swoyam Prash Pandit, director
del hospital Bir, el principal centro médico de la capital nepalí.
El departamento de traumatología del hospital se encuentra ya copado
por 200 pacientes y han sido movilizados 300 médicos, de acuerdo con
Pandit, que pidió la llegada inmediata de ayuda, pues están a punto de
quedarse "sin medicinas y material médico".
Situaciones similares se viven en otros centros hospitalarios de la
capital, después de que el terremoto de 7,8 grados del sábado y unas 60
réplicas causaran más de 5.000 muertos, unos 11.000 heridos y medio
millón de desplazados.
Decenas de cadáveres son incinerados a diario desde el domingo en
Pashupatinath, emblemático lugar de cremación de Katmandú, donde las
familias aguardan su turno para despedir con los ritos hindúes a las
víctimas del terremoto.
"Normalmente entre seis y siete cuerpos son quemados en este lugar.
Sin embargo, debido al enorme terremoto se ha convertido en un lugar muy
concurrido y sin sitio disponible para quemar los cuerpos", explicó el
vecino de la zona Keshav Subedi.
Este maestro de 35 años asegura que ha estado en el lugar de las
cremaciones desde el día del seísmo y calcula que al menos 200 cadáveres
fueron incinerados sólo entre el domingo y el lunes.
En Pashupatinath, el punto más sagrado para el hinduismo en el país,
cada cuerpo es quemado sobre una pila de madera en una de las 15
escaleras de acceso al río, adonde se tiran posteriormente las cenizas
de los fallecidos.
No obstante, hasta cinco cuerpos son incinerados estos días en una misma hoguera.
Aproximadamente cada dos horas, tiempo que tarda en arder cada cadáver, uno nuevo es colocado encima de una pila de madera.
Vecinos y curiosos observan desde la otra orilla cómo las pérdidas
humanas de la tragedia se convierten, una tras otra, en ceniza.
El peor seísmo ocurrido en Nepal en los últimos 80 años ha dejado una
huella imborrable en Katmandú, donde comienza a llegar ayuda
internacional mientras la ciudad intenta desesperadamente volver a una
normalidad que tardará mucho en llegar.
Antonio García López 4ºB